Ponencia realizada en el marco de la II Charla Internacional de Acompañamiento Terapéutico, realizada en Argentina el 27/04/2017.
Identidad del Acompañamiento Terapéutico
Cuando hablamos de
la identidad del acompañante terapéutico quizás no tenga mucho sentido
perseverar en lo conocido, menos también debatir con el modelo brasilero si el
at es una disciplina o una metodología, pienso que las instituciones vienen
suspender este debate e incluso suprimirlo, en el momento en que entendemos que
el Acompañamiento Terapéutico no es un capricho latinoamericano, sino una
respuesta institucional a un problema social.
En tanto que
respuesta ante un instituido tiene una relación de correspondencia con el
contexto institucional en el que se instituye, y por lo tanto diferentes
contextos institucionales y políticos darán forma a diferentes respuestas. Cabe
preguntarse si en los diferentes países en los que se ha implantado, cada uno con
sus características institucionales y políticas puede corresponderse la misma
respuesta, o al menos una parecida que lleve el nombre de Acompañamiento
Terapéutico.
En concreto la
pregunta es si las diferentes formas en la que se ha instrumentado el Acompañamiento
Terapéutico en los diferentes contextos (y no necesariamente en los diferentes
países ya que hay diferencias internas también) mantiene las suficientes
correspondencias entre sí como para afirmar que todas ellas tienen una relación
de pertenencia a un conjunto mayor que llamaríamos Acompañamiento Terapéutico.
Esta cuestión tan
simple es la que me ha motivado a iniciar un proyecto de investigación basado
en el método Delphi con la finalidad de recoger por parte de los mismos
protagonistas los Elementos esenciales del Acompañamiento Terapéutico.
Investigación como digo muy sencilla, pero aunque parezca sorprendente, es la
primera en su tipo. Son los hechos los que acallan las conjeturas.
Pero esto no es de
lo que quería hablaros hoy sino de que lo que considero la identidad perdida del acompañante terapéutico, perdida en el mar de
las identificaciones y el brillo enceguecedor del reconocimiento social. Yo me
pregunto ¿En qué momento los acompañantes terapéutico nos convertimos en
psicoanalistas?, lo digo con nostalgia y
autocrítica, porque pareciera haber sido este el sino de nuestra generación y
de la anterior aun más. Éste no es un hecho secundario en el desarrollo de
nuestra práctica, y sinceramente dan gusto los debates que en los sucesivos
congresos he podido tener con los acompañantes sobre este tema. Porque nos
enfrentamos al comienzo de una nueva era de acompañantes mentales, con un gran
domino de las artes psíquicas, pero muy poco espontánea, con una gran
inhibición para la representación, la actuación y el dominio de los gestos y
las emociones. Espero que aún estemos a
tiempo para detener esta marea de acompañantes que desean ser psicoanalistas.
Claro, no es su culpa, hay poner el ojo en la formación, no hay libro de acompañamiento
que no diga que en su práctica el profesional debe hacer uso de “cierta
espontaneidad”, ¿por qué “cierta”?, un acompañante requiere de TODA su
espontaneidad trabajada en cada momento de su praxis. Jacobo Levy Moreno, que
es quien, además de crear el psicodrama, introdujo la espontaneidad como
concepto psicoterapéutico, lo define como una respuesta adecuada ante una
situación nueva o una respuesta creativa ante una situación conocida. La
espontaneidad es sinónimo de libertad, juego y salud. Un encuadre sea el que
sea requiere de la espontaneidad del at para que sea habitable, cualquiera sea
la patología, ¿Por qué esta insistencia en cierta espontaneidad?
Creo yo que por
miedo. Miedo a que el acompañante la cague haciendo el ganso en un acompañamiento,
y esto se piensa como desde el lugar del coordinador, del supervisor o desde el
terapeuta que guía el caso. No desde el acompañante.
En una ocasión le
preguntamos a Dalmiro Bustos como se llama cuando alguien en nombre de la
espontaneidad comete una agresión o por ejemplo cruza desnudo una cancha de
futbol. Dalmiro nos miró y nos respondió con esa sonrisa tan suya, eso no es
espontaneidad, es en todo caso espontaneísmo. La espontaneidad siempre está de
la mano de la creatividad y pone en juego a todo el sujeto. En el espontaneismo
se trata de una impulsión, no es creativa y satisface una parte del sujeto a la
vez que contradice a otra, que lo vive con culpa o malestar.
El trabajo de la
espontaneidad debiera ser eje de la formación de acompañantes terapéuticos,
pero es asi?..
Otra
experiencia. En el Congreso de Córdoba realizamos una experiencia de
supervisión activa con acompañantes que representaron escenas reales relacionadas
con su trabajo cotidiano. Nos dio tiempo para caldear el grupo y representar
una escena, para ello utilizamos técnicas de psicodrama orientadas a convertir
el relato en dramatizaciones. Las escenas hablaban de soledad, frustración y
mucho dolor. El tercer paso de un grupo de supervisión activa consiste en hacer
un Eco grupal, donde cada cual habla desde su resonancia emocional, lo que le
impactó. Esta etapa se diferencia del Procesamiento en donde se hace una
análisis reflexivo. ¿Qué creéis que sucedió?
Fue
tal la dificultad del grupo para expresarse desde lo emocional y en general
para exponerse (actuando frente un grupo) que incluso se sorprendieron los
propios participantes. Estaba tan descompensada la cosa mente cuerpo, que
tuvimos que intervenir en varias ocasiones para que hablaran “cuello para
abajo” y no de “del cuello para arriba” ya que lo querían explicar todo en un
soliloquio continuo.
De
la experiencia destacaban la novedad, tanto así que hicimos al día siguiente un
nuevo taller para los que no habían podido asistir al primero. Y yo me pregunto
¿Cómo es posible que actuar, exponerse, representar, hablar en público, mostrar
emociones y hablar de ellas sea una novedad para un acompañante terapéutico?
Acaso no lo hacemos todos los días con nuestros acompañados?
Es
interesante que a pesar de los múltiples desarrollos de nuestra disciplina, su
integración en diferentes campos de intervención y la calidad de los
interlocutores que han tenido la enorme responsabilidad de darle voz al AT hasta
el día de hoy, no hayan tenido voz y desarrollo planteamientos que estaban
vivos en el origen. Eduardo Kalina, en su introducción al libro fundante de
esta disciplina, el ya legendario libro
“Acompañantes Terapéutico y Pacientes psicóticos”, dice:
"Todo confluía en la convicción del valor intrínseco
del modelo relacional. "Hay que poner el cuerpo", fue nuestro lema.
Nosotros somos el "instrumento terapéutico" por excelencia. Estábamos
también yendo por un camino que recogía los frutos de las técnicas psicodramáticas.
Martínez, Moccio y Pavlovsky con su integración de las teorías psicoanalíticas
y psicodramáticas nos habían enriquecido en lo que significa participar
activamente como terapeutas. ¿Nos alejábamos del psicoanálisis al abandonar la
abstinencia como regla básica o abríamos nuevas puertas?. Nosotros apostamos
por esta segunda posibilidad y ahora en 1991, recogemos los frutos de aquellos
años de maravillosa creatividad colectiva". Eduardo Kalina, (1984).
Más adelante define al
“amigo calificado” como como “el instrumento posible” que permitía al paciente
entrenar diferentes conductas frente a personas conocidas y frente a personas
nuevas (recordemos la definición de espontaneidad de Moreno).
Más adelante aparece
una definición moderna (en el mismo libro) de at. Dice "El acompañante terapéutico, al trabajar en un nivel
dramático-vivencial, no interpretativo, muestra al paciente, in situ, modos
diferentes de actuar y reaccionar frente a las vicisitudes de la vida
cotidiana.". S. Kuras y S.
Resnisky,(1984).
Estas citas
provenientes me llevan a la siguiente reflexión acerca del origen:
El acompañamiento
respondía a un modelo “dramático vivencial” como dice la cita, quizás no tan
centrado en el vínculo como quisiéramos.
Pero sí con una gran consciencia de los fenómenos grupales, y que
respondía a una necesidad de ir más allá de la consulta, de la interpretación y
de los limites afectivos, casi alexitimicos, que imponían los roles
terapéuticos tradicionales.
Desde una visión
grupalista y relacional pensamos que el AT consiste en un grupo que acompaña a
otro grupo, el sentido de este encuentro que se escenifica a través de sus
portavoces, el acompañante y el paciente, estará regulado por el encuadre. A su
vez, el encuadre (por su carácter de
limite político) dará lugar a la conformación de un nuevo grupo, un grupo diádico
constituído por at y paciente. Lo que suceda, lo que emerja, de este encuentro
estará determinado no solo por el modo “dramático vivencial” en que se ponen en
juego los grupos internos (el mundo interno al decir de Pichon Riviere) de
paciente y at, sino también del equipo de acompañantes y la familia.
En síntesis:
·
Desde su origen el
acompañamiento terapéutico responde a un pensamiento grupal, con alusiones al
psicodrama
·
La díada at-paciente
debe pensarse por lo tanto como un grupo, que pone en contacto los grupos de
pertenencia.
·
El instrumento de
trabajo del acompañante es fundamentalmente la acción, y luego la palabra.
·
Tiene sentido en
este contexto recurrir al psicodrama para aportar herramientas que sirvan para
desarrollar nuestra práctica.
·
La Etica de la
amistad está en el origen de la función, llamada en la prehistoria “amigo
calificado”, tiene sentido explorar las implicaciones terapéuticas de la
amistad.
El Acompañamiento Terapéutico en
España
EL
AT en España pretende ocupar un territorio ocupado, para nosotros no nos es
válido proponerlo como una disciplina, ya que ese territorio esta ocupado por
una profesión denominada Educación Social. Similar al acompañamiento en tanto
que interviene en la comunidad y tiene el carácter de diplomatura (por debajo
de una licenciatura).
Por
otra parte puede proponerse como un postgrado para psicólogos o como una
especialización para educadores, en ultima estancia, como una metodología que
cumpliendo ciertos requisitos convierten la intervención en acompañamiento
terapéutico.
Vale
decir que por un lado han proliferado los equipos de acompañamiento en Madrid y
el resto de España con un funcionamiento similar al que hay en Argentina, al
tiempo que los cursos que damos están mayormente dirigidos a profesionales que
quieren incluir esta metodología en su práctica (en especial educadores
sociales y trabajadores sociales), muy al modo que se hace en Brasil.
Cabe
agregar que los equipos de acompañamiento terapéutico en España están
mayormente constituidos por psicólogos y en un segundo lugar lejano, por
acompañantes terapéutico. Podemos decir por lo tanto que el AT en España no ha
adquirido su forma final (y quizás en ningún lugar lo haya hecho). Sí quiero
decir, y aprovecho para destacar la participación de Gustavo Rossi en esta
cuestión, que nos encontramos en una encrucijada. Por un lado pelear la
legitimación del AT como disciplina en el Ministerio de Educación, con el
riesgo de ser fagocitados por la Educación Social, y el otro es aceptar el
lugar que nos ofrece este contexto institucional y seguir formando
profesionales con orientación social y comunitaria en esta tarea, y
convirtiendo el acompañamiento terapéutico en una especialidad de post grado.
En
estos momentos estamos organizando las III Jornadas Madrileñas de
Acompañamiento Terapéutico, quizás sea el espacio idóneo para sacar a la luz
esta cuestión.
La Legalidad del
acompañamiento terapéutico está garantizada por la titulación de quien desempeña
la función. Si bien no hay un encuadre legal para esta práctica, las redes de
atención están girando hacia un enfoque comunitario avaladas por la reforma del
86.
Esto
da juego a muchas posiblidades y contradicciones. Por ejemplo, la formación en
at es presentada como un referente en el campo de la Rehabilitación
Psicosocial, en Sanidad los profesionales sanitarios obtienen créditos de
formación oficial cuando realizan alguno de nuestros cursos acreditados. Del
2004 a aquí hemos creado servicios de acompañamiento terapéutico que con el
tiempo fueron renombrados como servicios
de intervención comunitaria.
En
Barcelona la universidad avala el curso de acompañamiento terapéutico que
organiza Marisa Puges y su equipo. Leonel Dozza y PuenteAte participan con
ponencias sobre AT en el Master de Psicoanálisis que ofrece la Universidad
Complutense de Madrid. Son varios los servicios del interior de España, Málaga,
Canarias, Murcia, Alicante, que piden nuestros servicios para la formación de
equipo. Pero la demanda de at no es estable ni homogénea, depende de los
actores puntuales que las impulsan, como sucedía en Argentina en sus inicios.
Son
varios los hitos que van consolidando la presencia del At en España (congreso,
libro, etc.) pero lo cierto es que es un terreno virgen y con honestidad, no
creo que hayamos encontrado la fórmula que garantice la inscripción del AT en
España de forma definitiva.
En
cuanto al Campo de acción: el Acompañamiento
Terapéutico interviene actualmente en Salud Mental, Discapacidad y
drogodependencias, en cuanto a la población hay equipo especializados en
infancia, pero la gran mayoría trabaja con adolescentes y adultos.
Está
pendiente de abrir el camino del acompañamiento terapéutico en instituciones
educativas. Nuestro equipo está trabajando en ello.
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